29 agosto 2006

CoComment: Nuevo avance en la Web 2.0


Acabo de encontrar una aplicación de lo más chula para los que nos pasamos parte de nuestra vida en la blogosfera: CoComment. Soluciona un problema que supongo que más de uno se ha encontrado: has dejado interesantísimos comentarios en interesantísimos posts pero no te acuerdas de que blog era. No hay problema: CoComment lleva un registro de todos los sitios donde escribes y te permite ver muy fácilmente como ha continuado la conversación.
No sólo funciona con blogs, también vale para otras aplicaciones como Flickr, por ejemplo. Además tiene otras funcionalidades como ver los posts más comentados de la red, los usuarios que más comentan o crear una especie de blogroll pero no con los blogs que lees, sino con los comentarios que tú has dejado en otros blogs.
Lo dicho, una auténtica chulada.
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22 agosto 2006

Sobre la veracidad del periodismo


El reciente escándalo acaecido en las últimas semanas con la cobertura mediática de la guerra entre el estado democrático de Israel y la banda terrorista de Hizbollá obliga a coger con alfileres cualquier información que leamos en la prensa.
Fue Carl von Clausewitz quien a principios del siglo XIX se dio cuenta de la guerra no es más que una extensión de la política y como tal hay que entenderla. Por lo tanto, no puede separarse la guerra, que es un medio, del fin que ésta pretende conseguir. ¿qué fin pretendía Hizbollá al atacar a Israel, penetrando en sus fronteras y asesinando y secuestrando a sus soldados? Sin duda no buscaba una victoria tradicional que le hubiera llevado a la invasión del territorio y a la capitulación de Israel. La intención de Hizbollá era simplemente evitar a toda costa la pacificación de la zona y ganarse la opinión pública internacional sabiendo que la presión ejercida por los pueblos a sus gobiernos obligaría a la ONU a frenar la respuesta de Israel. Y así es Israel quien queda como culpable. Para ello basta conseguir que los medios de comunicación describan a Israel como un monstruo que asesina a civiles, escondiendo sus bases lanzamisiles entre núcleos de población civil o escenificando falsos ataques de Israel a objetivos "no-legítimos" como ambulancias que transportan civiles. Hizbolá ha entendido muy bien el mensaje de Clausewitz en "De la guerra":
"Las almas filantrópicas sin duda podrían pensar que hay una manera inteligente de desarmar y de derrotar al adversario sin derramar demasiada sangre y que ése es el verdadero arte de la guerra. Por muy deseable que esto parezca, es un error que hay que subrayar. En un asunto tan peligroso como la guerra, los peores errores son precisamente los causados por la bondad. Del mismo modo que el empleo de la fuerza física llevada al extremo no excluye en modo alguno el de la inteligenica, quien emplea sin escrúpulos esta fuerza y no teme derramar sangre tomará ventaja sobre su adversario si éste no actúa de la misma manera."
Ante esta situación, es crucial el papel de los medios de comunicación, vehículos indispensable de la estrategia de Hizbolá. Los medios no pueden limitarse a contar lo que ven, sino que deben buscar una explicación a la situación y sobre todo deben desconfiar sistemáticamente de las escenas que los contendientes de la guerra les presentan. ¿Se hacen los reporteros del Líbano preguntas como por qué me dejan mirar en unos sitios sí y en otros no, por qué me llevan a ellos a los lugares que tengo que fotografiar y no me dejan ir por mi cuenta, o sería inteligente por parte de los israelíes buscar deliberadamente víctimas civiles?
El problema es que para mostrar a la opinión pública una imagen objetiva de lo que ocurre, hay que tener un compromiso absoluto y una voluntad inquebrantable de encontrar la verdad. Y a mi modo de ver, la mayoría de los medios, y muy especialmente de los medios españoles, ni siquiera tienen la intención de ser objetivos. Se limitan a buscar evidencias que apoyen sus juicios preconcebidos de lo que ocurre. El resultado es lógico: fotos falsificadas y reportajes falsos. Consciente o inconscientemente, son ellos los que dan a Hibollá la victoria al permitirles alcanzar el objetivo que buscaban: la condena internacional a Israel.




21 agosto 2006

¡¡¡Ya soy linuxero!!!


Desde antesdeayer ya puedo decir que no utilizo las dichosas ventanas en el ordenador. He instalado la última versión de Ubuntu que me han enviado amablemente por el morro junto con unos adhesivos muy graciosos. Me he dado de alta en el Ubuntu Counter y en el Linux Counter y como veis en la columna de la derecha ya soy el usuario nº 7.032 de Ubuntu y el número 425.413 de linux en el mundo. Bueno, de los usuarios registrados.
Quiero dar las gracias efusivamente a Carlos (dosydoscuatro.com) sin cuyo blog y sin cuya ayuda nunca hubiera dado el salto.
Hay cosas más sencillas y cosas más complicadas que en Windows, pero hay que tener en cuenta que llevo 20 años de experiencia en Windows sólo 48 horas en Ubuntu.
Lo que sí os puedo decir desde ya es que es infinitamente más estable que Windows, ya que no le da por ponerse a hacer sus cositas, ni se cuelga ni na de na.
De lo demás, ya os iré contando.

15 agosto 2006

Algunas reflexiones sobre el tema de Gunter Grass

Ultimamente se ha montado un buen revuelo con la publicación de las Memorias de Gunter Grass, en las que el autor cuenta que a los 17 años perteneció a las SS. Diversas personalidades han atacado o defendido al Sr. Grass, a quien muchos consideraban un referente moral en Alemania. A volapié y sin pensar demasiado se me ocurren las siguientes reflexiones:
  • En primer lugar, creo que la obra de un artista es completamente independiente del resto de su vida. Cualquier valor que pueda tener la obra del Sr Grass (al que no he leído) no puede depender de su biografía. Si sus postulados morales son buenos, lo son y punto. Y si son malos, lo son y punto. No puden convertirse en menos buenos o en peores por el hecho de que haya pertenecido a las SS. De la misma forma, por ejemplo, yo reconozco que Pedro Almodóvar, que me parece un personaje impresentable, es posiblemente junto con Buñuel el mejor director de cine español de la historia, cosa que por otra parte tampoco es que tenga mucho mérito. No se puede juzgar su cine por su comportamiento.
  • En segundo lugar, creo que no se puede juzgar la trayectoria vital de una persona por algo que hizo ¡¡¡cuando tenía 17 años!!! No quiero ni pensar qué hubiera sido de mí si no hubiese cambiado las opiniones que tenía a los 17 años. Si no se considera a alguien de esa edad suficientemente responsable para conducir, ¿cómo lo va a ser para tomar opiniones políticas? Otra cosa muy distinta sería si hubiese participado personalmente en las execrables hazañas que hicieron famosas a las SS, pero no es el caso.
  • Y por último... creo que la tercera reflexión me la guardaré para otro post.